Las principales características de la ganadería de tipo extensiva, de gran relevancia para la zona noroeste hasta el año 70, se resume a un histórico alto porcentaje de tierras fiscales, la alternancia de veranada e invernada, un escaso manejo ganadero, un uso irracional del suelo y estancamiento tecnológico.
Esta situación sumada a la existencia de acopiadores e intermediarios en el circuito de comercialización, derivaron en un escaso nivel de capitalización por parte de los pequeños productores y en algunos casos emigración a las ciudades cercanas, que han derivado en empleos estatales.
Predominan las explotaciones menores, con economías de subsistencia y baja productividad, que plantean serios problemas sociales (población aislada y marginada), económicos (la subsistencia es estructural) y ecológicos (sobrepastoreo que actúa como degradante de los suelos y la vegetación).
Las especies ganaderas son mixtas, con claro predominio del ganado caprino.
La economía familiar gira en torno a la venta o intercambio de chivos, vacas y ovejas en pié y, en menor medida la huerta, que en la mayoría de los casos es utilizada para consumo propio.
La ganadería es una actividad arraigada, con posibilidades de desarrollo en tanto se revierta la situación actual, a partir de un profundo cambio en la tecnología utilizada, en los manejos que se realizan y la regularización de la situación dominial de la tierra.